lunes, 1 de febrero de 2010

Flash Flas ¿comemos algo?


Este local blanco y negro donde el ver y el ser visto juegan un papel importante, tiene su origen en la Barcelona de los años 70. El hermano mayor de Flash Flash Madrid nació en la ciudad condal en 1970 y hoy ya se ha convertido en clásico de la ciudad. ¿Cómo se vende? Pues desde la variedad. Este restaurante presume -según la tarjeta de presentación oficial de sus creadores- de la asistencia de arquitectos, publicistas, oficinistas, intelectuales, dúos de abuelitas, padres divorciados con niños, modelos y niñas guapas. Y no nos olvidemos de su especialidad, las tortillas, encontrarás hasta 50 tipos diferentes en su carta.


Tras su éxito en Barcelona, avalado por 40 años, Flash Flash decidió ver la luz en Madrid. Lo hizo hace apenas dos años, en pleno barrio de Salamanca. Y desde entonces se ha convertido en uno de los locales de moda de la capital o al menos eso te hace pensar la espera que en los fines de semana es inevitable. El garito está a tope.


Y no solo eso, el local ha creado los Martes Solidarios. Cada mes escogen una organización y destinan el 10% de su facturación cada martes.


Además, Flash Flash se ha convertido en un lugar donde los desayunos de empresa, las presentaciones de películas y programas de televisión, los cumpleaños, presentaciones de libros o rodajes de anuncios y entregas de premios han encontrado su hueco. En el salón diáfano, lleno de luz y original de Flash Flash puede hacerse de todo. Así lo demostraron la fiesta de Halloween que organizaron o la fiesta de Vogue, posterior a la Noche en Blanco de la Moda en Madrid.


Una decoración que desluce la comida


Y es que sin lugar a duda su as de corazones es la decoración. Ya desde fuerza te invita pasar y llama la atención, un enorme espacio que da lugar a 170 comensales. El blanco lo inunda todo. Rodeado de redondos ventanales y decorado con divertidas poses de modelos que no dejan de hacerte fotos desde las paredes y te hacen sentir el rey del lugar. Eres bombardeado de flashes. Es un restaurante con tres alturas para fumadores y no fumadores. Todo es blanco, la mesas las sillas, los sillones y las dos largas e inmaculadas barras desde donde sin lugar a dudas, esperarás a que te den mesa.


Y en cuanto a la comida, quizás lo desluzca un poco, simplemente diré que no está mal, depende la tortilla que elijas, aunque también podrás escoger carnes, hamburguesas, ensaladas o sopas. La cantidad es escasa y eso sí cuidado con dejarse deslumbrar por un vino o un postre porque entonces la factura se escapará de los bolsillos en crisis.

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