sábado, 20 de febrero de 2010

Insolencia Pompidou


Osado. Así podríamos definir al Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou de París o más conocido como “Centro Pompidou” ¿Cómo sino describir a un enorme conjunto moderno, con estructuras metálicas y colores vivos que dejan al descubierto todo lo que normalmente se quiere ocultar: cañerías, conductos de servicio y de calefacción o escaleras mecánicas, en pleno corazón de París?

Grandes fueron las controversias en torno al aspecto del museo; los parisinos lo llamaban “la refinería de la ciudad” e incluso “Notre Dame de la Tuyauterie” (Nuestra Señora de las tuberías). No era de extrañar, la enorme mole chocaba frontalmente con la estética clásica y romántica de las calles y edificios parisinos.

Este Museo de Arte Moderno se encuentra entre los barrios de Les Halles y Le Marais, no lejos del Ayuntamiento (Hotel de Ville). La calle Saint Martin, donde se encuentra la entrada principal es una de las más antiguas de París, con más de 2000 años a sus espaldas. Esta zona fue durante la Edad Media un barrio selecto de comerciantes y formaron el Beau Bourg, algo así como “barrio bello”.

Un proyecto vanguardista y atrevido

El presidente Georges Pompidou, amante de las artes, fue quien impulsó en 1970 la idea de crear un lugar para reunir las artes contemporáneas. Tras cientos de proyectos dio el sí a la idea de Renzo Piano, Gianfranco Franchini y Richard Rogers.

Un proyecto cuanto menos vanguardista y atrevido. Lo más llamativo del centro Pompidou no son la gran cantidad de obras de arte moderno ni todas las actividades que alberga, el gran interés es el edificio en sí. Con una apariencia semi-industrial, lo peculiar del edificio es que parece construido al revés, con sus “tripas” volcadas al exterior: escaleras, ascensores, tuberías y vigas que forman un espectacular laberinto de colores. Las piezas pintadas de rojo cumplen la función de comunicación (ascensores y escaleras), el verde son las instalaciones de agua, el azul corresponde a la climatización, el blanco a las tomas de aire y el amarillo a la electricidad.

Sea como fuera este edificio cuenta con magníficas colecciones de arte moderno y contemporáneo. Obras fauvistas, cubistas, surrealistas y de arte pop, con artistas de la talla de Matisse, Miró, Picasso o Kandinski entre otros. Un edificio además, con una impresionante terraza con vistas a París, un restaurante cuanto menos peculiar, una biblioteca con capacidad para más de 2000 personas y un sótano que sirve para proyecciones de cine, conciertos o teatros.

A día de hoy han pasado por él 150 millones de visitantes y es uno de los edificios más queridos por los parisinos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario