domingo, 7 de marzo de 2010

"He criado a todos los niños de Chamberí"

Natividad Román, a la que todos conocen como Nati, puede presumir de haber educado a medio Chamberí. Nati fundó hace más de 30 años la Escuela Infantil Olavide, la primera guardería que se formó en Chamberí. Comprometida y tenaz, también colabora con partidos políticos y con las asociaciones de vecinos del distrito.

Llegó a Chamberí en el año 69, cuando aún quedaban algunos años de dictadura. Venía de Cáceres, una ciudad de provincia que la ahogaba y que tenía “un aire viciado por la represión”. Estudió magisterio en la universidad cacereña pero sus inquietudes iban más allá. Vino a Madrid a estudiar Filosofía y Letras, la especialidad de psicología.

Aquí vivió en el barrio de Chamberí, un barrio al que le debe “todo”. Se afincó en la calle Francisco de Rojas en Madrid, en lo que antiguamente era un colegio mayor. Nada más poner un pie en Chamberí pensó que esto era “la maravilla de las maravillas” y que ya nadie la iba a mover de ahí. “Y no me equivoqué, en este barrio soy la mujer más feliz del mundo”, dice Nati.

Trabajó de maestra mientras estudiaba la carrera y cuando terminó empezó a trabajar de psicóloga en una agencia de seguros. Tuvo la oportunidad de visitar una guardería en Moratalaz, se llamaba “Vida”. Quedó maravillada. Desde entonces se empeñó en poner su propia guardería y empezó a ahorrar. Finalmente, en el año 78, cuando tuvo el capital suficiente, montó La Escuela Infantil Olavide, en la madrileña plaza de Olavide, que presume de ser la más antigua del barrio.

Una forma de vida

Para ella su escuela no es un negocio, es una forma de vida, es una manera de ganarse la vida haciendo lo que le gusta. “Me gusta porque he criado a todos los niños de Chamberí, por aquí han pasado cientos de niños”, explica.

La suya es una guardería de barrio y familiar, donde van los hermanos y hasta los hijos de sus antiguos alumnos. Su escuela presta además, un gabinete psicológico no sólo para los niños, sino para todo su entorno familiar. “Nosotros lo queremos es que el niño que está en la escuela sea feliz y a él le afecta todo lo que rodea”, afirma Natividad. Su gabinete está abierto para todas las personas que hayan tenido relación con la escuela. “Un niño que ha pasado por la escuela tiene garantizado servicio psicológico gratis mientras viva”, apunta.

Natividad hace que su escuela fomente la participación y la convivencia de los vecinos. Esta psicóloga y empresaria es una persona muy implicada socialmente y lo demuestra con su empeño en aunar a la gente del barrio. “Organizamos jornadas con los niños y los padres en la plaza, los vecinos participan con nosotros”, revela.

Militante del Partido Comunista

Pero su contacto con el barrio no queda solo aquí, además de ser maestra y psicóloga de los niños y su entorno familiar, colabora como psicólogo con las asociaciones de vecinos y con el Partido Comunista del barrio. Nati confiesa que la militancia política es lo que más le gusta. Para ella, el ser una persona de izquierdas, le ayudó a saber lo que era bueno y lo que era malo y le permitió aplicarlo en su trabajo e involucrarse con el barrio. “Gracias a ello tengo la conciencia para ser más buena en mi trabajo”, aclara. Se considera combativa y una defensora acérrima de la democracia y cuenta que participó en las primeras reuniones de lucha vecinal. “Yo soy del Partido Comunista y no lo oculto, todo el mundo que va a la escuela sabe que yo milito. Pero he de decir que aunque este barrio sea tradicionalmente de derechas nunca me he sentido rechazada. No como en Cáceres, la gente de derechas en Madrid son más respetuosos y tienen una cultura mucho más grande que la de ciudades más pequeñas”.

Nati se siente muy orgullosa de su barrio y lo tilda de amable, abierto, espléndido para ayudar a la gente y muy solidario.

“Yo le estoy muy agradecida a este barrio, me siento mas madrileña que extremeña. Todas las cosas que me han pasado buenas me han pasado en Chamberí: los buenos amigos, la gente que trabaja a mí alrededor… Me siento como si estuviera en el pueblo mas pequeño del mundo, todos nos queremos, todos nos conocemos, nos contamos nuestros problemas y nos intentamos ayudar. Es un barrio que por cualquier sitio q vayas te vas a encontrar a gente castiza, noble, cordial, afectuosa y amable”.

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